1º misterio luminoso. El bautismo de Jesús. Por el bautismo, Jesús nos une íntimamente al corazón del Padre.
Padre Lamy dice: «Por el bautismo, Jesús nos abre las puertas de su Iglesia: ¡Qué grande es su amor! Nunca se dispensen de la oración personal cotidiana. Por la oración cotidiana, dejamos que nuestro corazón se abrase con el fuego que abraza el suyo. Este santo pensamiento del amor de Dios, meditado cada mañana, es un medio poderoso para sacarnos de la tibieza y ayudarnos a practicar con valentía su santa voluntad y empezar aquí abajo esta vida de unión con Jesucristo que se realizará totalmente en el cielo.»
2º misterio luminoso. Las bodas de Cana. Jesús bendice con su amor divino el matrimonio y la familia.
Padre Lamy: «Es el matrimonio que constituye la familia. Hay que prepararlos con cuidado a esta santa y temible vocación, porque si hay tantos matrimonios que sufren, la causa casi siempre es una falta de preparación a este gran sacramento. La Santísima Virgen quiere ver la santidad del matrimonio, la reconstrucción de las familias y los hijos educados de manera tal que los sentimientos sobrenaturales dominen los sentimientos naturales. O María, dame firmeza, vigilancia, paciencia, para que mi hijo, mi hija esté al amparo de todo peligro. Que tenga la alegría de mantenerla en la virtud por mis oraciones, consejos y ejemplos. Defiéndelo contra el demonio, contra el mundo, contra su propio corazón, a fin de que en el cielo tenga la alegría de volver a verla cerca de ti por toda la eternidad.»
3º misterio luminoso. La predicación del Evangelio. Jesús nos llama a la conversión, a la confesión, a la confianza en su misericordia.
Padre Lamy: «La fidelidad suele nacer de una confesión bien hecha. A la acusación sincera y al arrepentimiento de los pecados, agregamos la resolución de evitarlos en el futuro. Y la dirección espiritual es para hacer al hombre dueño de si mismo y consciente de su doble actividad, interior y exterior. Mi Dios y Señor, ansío la alegría de verte en el trono de tu gloria. Pero en aquel momento temible, no te muestres severo, porque no soy ante ti sino un tejido de debilidades y miserias. Si en tu santa presencia mi corazón llegara a desfallecer, te presentaré las llagas de tus manos y tus pies, y te preguntaré por qué fuiste tan gravemente herido. Ya escucho tu respuesta: “Porque te amo”. Yo también te amo, Señor, con toda la energía de mi pobre corazón.»
4º misterio luminoso. La Transfiguración. Jesús confirma la fe de sus apóstoles y nos da fortaleza para ir contracorriente y pasar tribulaciones.
Hoy debemos pedir la fortaleza de los mártires, y estar dispuestos a marchar al martirio por amor a Dios. La vida es un combate perpetuo. Es por muchas tribulaciones que hay que entrar en el Reino de Dios. ¡Animo y confianza! Dios nos ayudará con su gracia a vencer todas las dificultades que encontraremos en el camino de la vida, hasta el combate final, usando las armas que su bondad nos dio, la oración frecuente.
5º misterio luminoso. Jesús nos da el alimento de la vida eterna, e instituye el sacramento del Orden.
Padre Lamy enseña: «Durante la misa, estén atentos, únanse con el sacerdote, participen en la oración con los cantos; oren por sus hermanos, por la conversión de los pecadores y la santificación de todas las almas rescatadas por el sacrificio de la Cruz. La comunión nos prepara para las luchas, contra nosotros mismos, contra el mundo y sus malos ejemplos, contra el demonio y sus tentaciones astutas con las que quiere turbar los sentidos del cuerpo y del alma. En el silencio de la comunión, constaten que Él se dio totalmente: hagan lo mismo.»