En el primer misterio, contemplamos la Anunciación del Señor a María, y pedimos a Jesús y María su humildad
Jesús, Hijo de Dios y Creador del mundo, se acercó a los hombres, humillándose hasta hacerse niño en el seno de María, para compartir nuestra vida humana. Gracias Jesús por tu humildad.
Y cuando el ángel Gabriel le anunció a María y que sería la Madre del Salvador, María se humilló, diciendo : “Yo soy la esclava del Señor”.
Gracias, María, por tu humildad y por tu sí. Por el misterio de la Anunciación, enséñanos a siempre ser humildes, sabiendo que sin Dios no somos nada y que todo lo recibimos de Él.
En el secundo misterio, contemplamos la Visitación de María a Isabel, y pedimos a María un corazón servicial como el suyo
En seguida después de la Anunciación, María emprende un largo viaje para ir a asistir a Isabel, que estaba embarazada, esperando a Juan Bautista.
Gracias, María, por tu corazón servicial y tu amor fraterno y atento. Por este misterio de la Visitación, enséñanos a imitarte y darnos como tú, con amor y alegría, para el bien de nuestros hermanos. Da a los padres la valentía de educar a sus hijos en ser servicial por amor a Dios.
En el tercer misterio gozoso, contemplamos la Natividad de Jesús en el pesebre de Belén, y pedimos un corazón de pobre
Jesús, Rey del universo, nació como un pobre, sin casa, en la paja de un pesebre. Gracias Jesús, por haberte hecho pobre para acercarte a los pobres y que los pobres se te puedan acercar.
Te pedimos el desapego de las cosas de este mundo. Danos la gracia de aceptar nuestras pobrezas y limitaciones, nuestro pasado y nuestros errores, y acercarnos a los pobres con un corazón humilde. Ayúdanos a enseñar a nuestros hijos a compartir con los demás y a ser generosos, y que su tesoro esté en el cielo.
En el cuarto misterio gozoso, contemplamos la Presentación de Jesús en el Templo, y pedimos a María y José su obediencia
María y José llevaron a Jesús al Templo y lo presentaron al Señor, para obedecer las leyes de su pueblo. Se conformaron a las leyes de su tiempo para no mostrar que Jesús era distinto de los demás.
Gracias, María y José por este ejemplo de obediencia escondida. Les confiamos nuestras familias: enséñennos el amor de la obediencia. Dennos la valentía de educar a nuestros hijos en la obediencia por amor a Dios.
En el quinto misterio, contemplamos a Jesús perdido y hallado en el Templo, y pedimos a Jesús imitarlo, anteponiendo las cosas del Padre a cualquier otra cosa o persona
Cuando Jesús tenía 12 años, permaneció en el templo sin avisar a sus padres, y cuando le preguntaron “Porqué nos hiciste esto? Que te buscábamos llenos de angustia”, Jesús contestó : “¿No sabían que yo tengo que ocuparme de los asuntos de mi Padre?”.
Gracias, Jesús, por este ejemplo y esta lección. Enséñanos a siempre anteponer, en nuestra vida, los asuntos del Padre del cielo, a cualquier otra cosa u persona. Enséñanos a respetar la conciencia de nuestros hijos y su relación con Dios.