Varón y mujer + amor = fecundidad

¿Sabes que Juan-Pablo II, apenas elegido, pasó cinco años hablando cada miércoles en sus audiencias publicas del hombre y la mujer, del amor y de la relación sexual? El futuro de la humanidad pasa por la relación de amor entre hombre y mujer.

¡Es un gran don de Dios!


El futuro de la humanidad

Cuando en 1979, en su primer año como papa, Juan-Pablo II comenzó a hablar cada miércoles, en las audiencias publicas, de la relación entre hombre y mujer y de las relaciones sexuales, al cabo de un tiempo algunos cardenales se acercaron y le comentaron que hablaba siempre de lo mismo y que debería pensar en hablar de otros temas, Juan-Pablo II les contestó: «Estoy preparando el futuro» , y siguió hablando del mismo tema hasta fines de 1984. Total, son 129 catequesis sobre la “Teología del cuerpo”.

Comunión de personas

La idea central es que la unión en una sola carne de hombre y mujer no es solamente lo que nos presenta la sociedad de hoy en las películas, la publicidad, las revistas pornográficas, o las clases de la llamada “educación sexual”. Es mucho más. La unión de hombre y mujer es signo de un gran misterio , el misterio de Dios mismo que es Trinidad, o sea una comunión de personas en el amor .

Imagen de Dios

Con sus catequesis, Juan-Pablo II hizo progresar la teología católica. Antes se consideraba solamente que el hombre es imagen de Dios por su alma espiritual, y sigue siendo verdad. Pero no es todo. Juan-Pablo II enseña que es también imagen de Dios por la misma unión en una sola carne de las personas en el amor, porque Dios es comunión de personas. « Los creó a imagen de Dios, hombre y mujer » (Gn 1: 27). Además, es imagen de Dios por su fecundidad: el nuevo ser humano, la nueva persona que nace, fruto del amor de sus padres, es como una imagen del Espíritu Santo, que es la Persona-Amor uniendo al Padre con el Hijo en la Trinidad.

Pro-creando

Juan-Pablo II enseña que, cada vez que el hombre y la mujer se unen en el amor para procrear una nueva vida, reviven en cierta forma el mismo acto creador de Dios.

«El varón y la mujer, uniéndose entre sí (en el acto conyugal) tan íntimamente que se convierten en «una sola carne», descubren de nuevo, por decirlo así, cada vez y de modo especial, el misterio de la creación, retornan así a esa unión en la humanidad («carne de mi carne y hueso de mis huesos»), que les permite reconocerse recíprocamente y, llamarse por su nombre, como la primera vez. Esto significa revivir, en cierto sentido, el valor originario virginal del hombre, que emerge del misterio de su soledad frente a Dios y en medio del mundo. El hecho de que se conviertan en «una sola carne» es un vínculo potente establecido por el Creador, a través del cual ellos descubren la propia humanidad, tanto en su unidad originaria, como en la dualidad de un misterioso atractivo recíproco.» (TDC, 10.2 ).

¡El futuro de la humanidad!… pasa por el amor entre hombre y mujer y por la relación sexual! ¡No hay otra forma posible! ¿Por qué? ¡Porque así lo dispuso el mismo Creador! ¡Dios encomendó el futuro de la humanidad al hombre y la mujer!

Resistiendo

Asimismo, el papa estaba resistiendo los desprecios, distorsiones y perversiones del amor humano y de la relación sexual que promueve el mundo de hoy con sus películas, revistas, propagandas y modas. Estaba resistiendo los ataques multiformes al matrimonio y la familia que nuestra sociedad promueve con sus leyes perversas. Estaba defendiendo la imagen de Dios, varón y mujer. Defendiendo el futuro de la humanidad.

Y si nos preguntamos: ¿por qué el Enemigo se empeña en destruir la familia fundada en el amor del hombre y la mujer? Simplemente porque su objetivo es la destrucción de la raza humana, ¿no es cierto? ¡Porque es imagen de Dios! Sin la unión del varón y la mujer, ¡no hay futuro posible!

Restaurando la imagen

Jacob pidiendo a Raquel

Por lo tanto, en esta aurora del tercer milenio, es fundamental que los Centinelas de la aurora tengamos una mirada justa sobre la relación entre hombre y mujer, y especialmente la unión en una sola carne con todas las implicaciones que conlleva. Es fundamental para el futuro de la humanidad que comprendamos bien el proyecto del Creador sobre el amor humano.

Esta obra de reconstrucción se realizará en nuestra vida cotidiana, en el lenguaje de nuestros actos, que expresan nuestro mundo interior, el lenguaje de nuestro cuerpo, que expresa nuestra comprensión de esta realidad grande y misteriosa. ¿Qué elegiremos?