¿Buscando cónyuge?

¿Creemos que Dios nos quiere hacer felices?

¿Pensamos en pedirle a Dios que nos dé el compañero, la compañera que nos destina para compartir toda la vida?…

¿o si lo buscamos en lugares donde Dios no está?


Cada uno de nosotros ha nacido gracias a la unión sexual de papá y mamá. Tal vez no fue perfecto, pero sin su unión conyugal, no estaríamos aquí hoy. Así lo quiso Dios.

Pero fíjate hoy cómo el Enemigo está destruyendo la familia. El Enemigo quiere la destrucción de la vida humana. Si no hay hombre y mujer, se acaba todo esto. Por eso te hace creer que el matrimonio es algo pasado de moda, que amarse toda la vida es imposible.

Pero, ¿cómo buscamos el compañero? ¿En la calle o en los boliches? Ahí vamos a encontrar aventuras de una noche, pero no creo que un compañero para toda la vida.

Por eso, es importante aprender a PEDIRLE A DIOS UN COMPAÑERO, UNA COMPAÑERA. Él sabe mucho mejor que nosotros a quien nos destina y con quien seremos felices.

Buscamos compañeros y compañeras que puedan COMPARTIR LA VIDA, compartir el estilo de vida, si es voluntad de Dios y de María. Muchas veces el Enemigo nos confunde porque no sabemos pedir al Señor el esposo, la esposa. Buscamos un hombre, una mujer no más, pero no pedimos compartir la vida con esa mujer, ese hombre. Buscamos sensualidad, nos encontramos por el simple hecho de lo sensual, para hacer como los demás… Así nunca vamos a conseguir lo que es una familia constituida a los ojos del Señor.

Los que piden a Dios verán que el Señor les dará esta gracia a aquellos que lo pidan, para vivir lo que es el sacramento de matrimonio. Se puede volver a reconstruir el matrimonio con hombre y mujer.

Si no, van debilitándose, fracasando porque buscan un hombre una mujer simplemente por el deseo de tener una persona al lado por la sensualidad y no para formar una familia.

No importa si es linda, elegante o sensual como las actrices, o que el chico sea de esa clase de potrazos que hacen pasmarse las mujeres pero no sirven para ser esposos y aun menos para ser padres y educar hijos. Pedir un compañero, una compañera, es PARA COMPARTIR TODO, TODA LA VIDA.

Y aquellos que no les llega el compañero, no hay que desanimarse. Dios tiene soluciones, otros proyectos. Simplemente busquen la castidad y la pureza de cuerpo y alma. El Señor dará fuerza. No todos están preparados para el matrimonio o el sacerdocio. El mundo necesita de hombres y mujeres atados a la voluntad del Señor con alegría. SÍ, SE PUEDE.

No sabemos pedir. Pidamos, si es voluntad de Dios, un compañero o una compañera.