En este momento, los representantes elegidos por el pueblo argentino compiten con los de Francia para votar en un tiempo mínimo un máximo de leyes opuestas a la ley de Dios.
Aborto, eutanasia, seudo-matrimonio homosexual, experiencias genéticas con seres humanos, negación del derecho de los padres a educar sus hijos según sus convicciones, falsa educación sexual que incita al descontrol y la perversidad, ataques a la libertad de expresión, y más…
“Lucifer se juega el todo por el todo”, profetizaba el Padre Lamy. Su objetivo es destruir la humanidad. Con estas leyes que promueven el pecado, las naciones van camino a la autodestrucción.
Los que vivieron los totalitarismos del siglo XX no dudan en afirmar que estas leyes impuestas bajo presión son un preludio al terror de estado. Por ejemplo, Juan-Pablo II, ya 20 años atrás:
Reivindicar el derecho al aborto, al infanticidio, a la eutanasia, y reconocerlo legalmente, significa atribuir a la libertad humana un significado perverso e inicuo: el de un poder absoluto sobre los demás y contra los demás. Pero ésta es la muerte de la verdadera libertad.
De este modo la democracia, a pesar de sus reglas, va por un camino de totalitarismo fundamental. El Estado […] se transforma en Estado tirano, que presume de poder disponer de la vida de los más débiles e indefensos, desde el niño aún no nacido hasta el anciano […].
¿Cómo es posible hablar todavía de dignidad de toda persona humana, cuando se permite matar a la más débil e inocente? » (Juan-Pablo II, Evangelium vitae, nº 17, 20).
Por eso Monseñor Brouwet, obispo de Lourdes, invita a AYUNAR POR LA PATRIA . Nuestra oración y nuestro ayuno son un preludio al Día del Señor que viene. Los Centinelas adelantamos la aurora con confianza.
Carta de Monseñor Brouwet :
Frente a la crisis profunda que estamos atravesando, frente a los cuestionamientos sobre la familia y los ataques a la vida humana, frente a los proyectos de leyes que apuntan a revolucionar nuestra sociedad y nuestra civilización, hay mucho que hacer. Primero a nivel de reflexión y dialogo. A nivel de educación. Por medio de obras sociales y comprometiéndose en la política. Pero es preciso sostener esta acción por medios espirituales. En la tradición cristiana, los dos medios más frecuentes y más seguros son la oración y el ayuno. Por la oración pedimos a Dios que nos guíe y nos dé fortaleza para emprender lo que hemos discernido bajo la luz del Espíritu Santo. Así la acción tiene su fuente en Dios y no en nuestros cálculos, nuestros intereses personales o nuestra medida humana.
Pero el ayuno completa la oración porque mantiene todo el ser, cuerpo y alma, en un estado de espera y vela. El hombre satisfecho y harto, el que ya no tiene más hambre, acaba por no necesitar de nada ni nadie. Acaba por no necesitar de Dios. La carencia que nos hace experimentar el ayuno nos recuerda que queremos permanecer en estado de disponibilidad para acoger su gracia, sus dones, sus beneficios en el momento que le parecerá conveniente.
No podemos responder a aquellos proyectos políticos devastadores con la sola ira, el solo resentimiento, la sola oposición o las ganas de pelearnos.
Tenemos que construir con la mirada puesta en el bien común, el bien de toda nuestra sociedad muy diversificada en su historia, sus modelos y sus aspiraciones.
¿Quién nos dará la luz necesaria para comprender lo que está en juego para la persona y para la sociedad en estas cuestiones, sino el Espíritu de entendimiento y sabiduría?
¿Quién nos ayudará a discernir lo que es conveniente hacer y no hacer, sino el Espíritu de verdad y prudencia?
¿Quién nos dará la fortaleza para actuar, tomar iniciativas y comprometernos, sino el Espíritu de fortaleza y perseverancia?
La oración y el ayuno no siempre tienen una eficacia inmediata, visible y evidente. Son primero un acto de fe y esperanza en el Señor y su Providencia que nos acompaña y nos libera de las situaciones sin salida de la cultura de muerte.
Confiemos nuestro país al Señor por la oración y la practica del ayuno. Él está con nosotros hasta el fin del mundo y no nos abandona. -Mons. Nicolas Brouwet.
Para consultar el sitio (en francés), haz clic aquí.
Oración por la patria
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.Nos sentimos heridos y agobiados.Precisamos tu alivio y fortaleza.Queremos ser nación,una nación cuya identidadsea la pasión por la verdady el compromiso por el bien común.Danos la valentía de la libertadde los hijos de Diospara amar a todos sin excluir a nadie,privilegiando a los pobresy perdonando a los que nos ofenden,aborreciendo el odio y construyendo la paz.Concédenos la sabiduría del diálogoy la alegría de la esperanza que no defrauda.Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,cercanos a María, que desde Luján nos dice:¡Argentina! ¡Canta y camina!Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.Amén.