Meriam nació en 1987 de un padre musulmán que abandonó a su familia y dejó que la mamá cristiana la educara. «Nunca fui musulmana. Fui educada como cristiana desde el principio».
En 2014 fue denunciada por supuestamente haber cambiado de religión al casarse con Daniel Wani, un cristiano del Sur-Sudan. El juez le dio tres días para convertirse.
Condenada a muerte el 15 de mayo de 2014 mientras estaba embarazada, fue encarcelada con su hijo de 20 meses, y dio a luz a su hija en la cárcel, el 27 de mayo, porque le denegaron su pedido de ir a un hospital : «Tuve que dar a luz con cadenas en mis tobillos. Fue difícil».
Mientras en la cárcel, la visitaban imams recitándole pasajes del Corán: «Fue una presión tremenda. En estas confrontaciones con los imams, mi fe era mi única arma , porque es lo que creo».
– ¿Porque no hiciste simplemente lo que ellos querían?
– «Si lo hubiera hecho, esto significa que renuncio. No se puede, porque no es verdad. Es mi derecho practicar la religión que elegí».
«La situación era difícil, pero estaba segura de que Dios estaría a mi lado en todo momento y en cualquier situación».
La apelación hecha por su marido y la presión internacional hicieron que Meriam fue liberada el 24 de junio, pero fue arrestada otra vez al día siguiente en el momento de tomar el avión. Finalmente pudo salir y llegó a Roma el 24 de julio y a los USA el 1º de agosto de 2014 con su marido, que es ciudadano de USA desde 2005, y con su hijo e su hija.
«Hay muchas Meriam en Sudan y en el mundo. No soy la única que sufre por este problema. Arriesgué mi vida por las mujeres de Sudan. Yo estaba cercana a ellas y sentía su sufrimiento. Compartí con ellas las circunstancias difíciles de la cárcel y de toda la vida. Temen decir que son cristianas, por miedo a ser perseguidas. Ahora quiero ayudar la gente de Sudan y África, especialmente las mujeres y los niños, y promover la libertad religiosa. Necesito de sostén y oración».